Toda sociedad necesita y demanda un entorno estable que permita su desarrollo y prosperidad, proporcionando a cada ciudadano unas expectativas razonables de bienestar, libres de interferencias y peligros. A esta aspiración se la denomina seguridad.
Una vez concretada la seguridad deseable es preciso analizar qué factores la pueden poner en peligro y de ese análisis se extraerá una lista de amenazas y riesgos.
Las amenazas son aquellos fenómenos o situaciones que pueden afectar con alta probabilidad a la seguridad de la nación, mientras que los riesgos son situaciones de inestabilidad cuya incidencia sobre la seguridad no se consideran probables a corto plazo aunque pueden llegar a desarrollarse como amenazas. Éste es el campo de la defensa.
Anualmente el Gobierno de la Nación actualiza el estudio y definición de la Seguridad Nacional a la que se aspira y de la Defensa Nacional que para ello es necesario, e implementa una serie de acciones que se denominan Política Nacional de Seguridad y Defensa.
La Defensa Nacional integra y coordina todas las fuerzas morales y materiales de nuestra Nación para proteger los valores de la sociedad española, nuestra forma de vida, nuestros derechos, nuestros bienes y nuestros interese allá donde se encuentren debiendo participar TODOS los españoles en el logro de tal fin.
Aunque la Defensa nacional es una tarea común de toda la Nación, una parte fundamental de la misma, denominada defensa militar está encomendada al conjunto de las Fuerzas Armadas, que deben apoyar, y en su caso, complementar las soluciones políticas y los esfuerzos diplomáticos.
El desarrollo práctico de la política de defensa en el ámbito militar se concreta a través de la estrategia cuyas principales lineas de acción son:
* la disuasión militar, mediante la cual se mantiene una fuerza militar adecuada para convencer a cualquier agresor potencial de que el uso de la fuerza contra los intereses nacionales de seguridad se encontrará con una reacción militar eficaz.
* la respuesta militar, que es la reacción ante una agresión cuando la aplicación de la disuasión militar no tiene éxito. Las Fuerzas Armadas reaccionarán ante una agresión de forma decisiva, aunque gradual y proporcionada, favorable para la consecución del objetivo de la estrategia militar.