No podemos pasar la última página de este año 2023 sin recordar que en este mes de diciembre se cumplen veinte años de la creación de la Reserva Voluntaria. Dos décadas de compromiso con España y con sus Fuerzas Armadas.
Fue en el año 2003 cuando se materializó el derecho que tenemos todos los españoles a participar en la defensa de España, y comenzó un camino sembrado de ilusión y esfuerzo. En estos veinte años nos hemos encontrado con el apoyo de muchos profesionales de las Fuerzas Armadas que han sabido valorar nuestra disponibilidad y nuestra entrega, pero también con el recelo de algunos, y sobre todo con la falta de arraigo de esta figura que oficialmente se ha hecho presente en el ejército, pero no es ni popular ni conocida y de la que no se han sabido aprovechar todas las posibilidades que ofrece. No obstante los reservistas hemos seguido trabajando con la confianza de conseguir nuestro espacio en las FAS.
Las activaciones, nuestra peculiar manera de integrarnos en el trabajo diario de las Unidades a las que pertenecemos, son la principal manifestación de nuestro compromiso con las Fuerzas Armadas pero no es el único. Dentro del ejército ponemos a su servicio nuestras capacidades civiles, y nuestra máxima aspiración es que sirvan de complemento a las suyas, pero además en la sociedad civil en la que nos desenvolvemos somos agentes activos de la Cultura de Defensa. Dicho de otro modo somos civiles dentro de las FAS y militares en la sociedad civil, una dualidad que nos permite tener una visión amplia e integradora.
Ese es el objetivo de todos los reservistas voluntarios que desempeñamos nuestro trabajo incorporados a los tres Ejércitos, a la UME y a los Cuerpos Comunes y repartidos por todo el territorio español. Médicos, abogados, carpinteros, administrativos, ingenieros, mecánicos o traductores forman una hueste de soldados voluntarios que esperan la oportunidad de servir a España al amparo del uniforme militar. La crisis que durante una década mermó espectacularmente nuestras activaciones no consiguió cercenar nuestra ilusión. Sabemos que como soldados nuestro deber es “no pedir ni rehusar”, y sin embargo seguimos empeñados en no perder ninguna oportunidad de ser útiles y de poner nuestras capacidades profesionales al servicio de las FAS y de la Defensa Nacional.
Sería un error desaprovechar este caudal de capacidades y voluntades. Veinte años nos han dado margen para encontrar luces y sombras, pero hoy con el orgullo que nos proporciona el sentirnos soldados de España, reclamamos el honor de servir donde seamos útiles y necesarios con la certeza de que en ese puesto siempre nos encontrarán.
Mercedes Pordomingo Esteban. Teniente RV del E.T