EL EJÉRCITO SE ENFRENTA A SU MAYOR RETO LOGÍSTICO: LA RETIRADA DE AFGANISTÁN

07.08.2012 11:16

 

El Estado Mayor de la Defensa está ya ultimando el plan de repliegue del contingente español de Afganistán, el mayor reto logístico al que se han enfrentado las Fuerzas Armadas en tiempos de paz.

 La operación es comparable a la retirada de Irak en 2004, pero con una diferencia sustancial: desde la base de Diwaniya, en el sur de Irak, hasta Kuwait City, donde se realizó el embarque, hay unos 500 kilómetros por carretera; de Herat, en el este de Afganistán, hasta Karachi, en la costa de Pakistán, hay más de 1.500. Y eso en el caso de que Islamabad permita el paso a los convoyes de la OTAN, levantando el veto impuesto en noviembre pasado, cuando un ataque de EE UU mató a 24 soldados paquistaníes. Además, España se marchó sola de Irak mientras que ahora debe coordinar su retirada con la de los casi 40 países que forman la ISAF (Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad).   

Está previsto que el repliegue se ejecute en cuatro fases: entre noviembre de este año y marzo de 2012, las tropas españolas cederán a las afganas la base avanzada operativa (FOB) Bernardo Gálvez, en la localidad de Ludina, sobre la ruta Lithium, que permite el tráfico entre el norte y el sur de la provincia; en una segunda fase, en la primavera de 2013, se abandonará la FOB Ricketts, en Moqur, puerta de entrada del valle del Murgab, por donde debería transcurrir la Ring Road —la carretera de circunvalación de Afganistán, aún sin cerrar en la provincia española—; a finales de 2013, las tropas españolas dejarían Qala-i-Naw, capital de Badghis y sede del Equipo de Reconstrucción Provincial (PRT); por último, se abandonaría la base de apoyo avanzado (FSB) de Herat, desde la que se presta apoyo a los contingentes de la OTAN desplegados en el oeste del país. La salida de los últimos soldados españoles de Herat se produciría en septiembre de 2014, tres meses antes de la fecha límite, siempre que los controladores afganos puedan hacerse cargo del aeropuerto.

Ayer mismo,el presidente afgano,Hamid Karzai, anunció el inmediato iniciodel proceso de transición en otros 122 distritos, lo que significa que en un plazo de entre 12 y 18 meses las fuerzas afganas habrán asumido la seguridad del 75% de la población y de las 34 capitales provinciales. En esta nueva fase deben incluirse todos los distritos de la provincia de Badghis, bajo responsabilidad española, salvo el de Murgab, el de mayor actividad insurgente. Ya en enero se inició este proceso en la capital, Qala-i-Naw, y en Ab Kamari.

En paralelo al repliegue se desarrollará la repatriación, dificultada por la falta de salida al mar de Afganistán y la negativa de Irán a permitir el uso de su espacio aéreo. Por si la ruta entre Herat y Karachi sigue cerrada, Defensa estudia ya varias alternativas. Entre ellas, el transporte por vía aérea desde Herat hasta Emiratos Árabes Unidos, Azerbaiyán o Turquía; y desde allí el traslado por barco hasta España para ahorrar gastos.

Se trata de una operación de dimensiones sin precedentes. Aunque el Ejército dejará en Afganistán todo el material que no sea rentable repatriar, se estima que será preciso trasladar unos 800 TEU (contenedor de 20 pies), con una capacidad de 33 metros cúbicos y un peso máximo de 24 toneladas. Es decir, unos 26.400 metros cúbicos y casi 20.000 toneladas. Cada avión de transporte Ilyhusin 76, los más utilizados, carga dos o tres TEU por vuelo. El contingente español cuenta con cientos de vehículos (entre ellos blindados RG-31 y Lince), así como seis helicópteros Cougar o Chinook.

En paralelo, y manteniendo hasta el final la capacidad de repeler ataques, se producirá la reducción. A finales de este año se recortará el 10% del contingente total de 1.521 efectivos; lo que se conseguirá no relevando algunas unidades que ya se han retirado —como el avión C-295— o están a punto de acabar su tarea —como algún OMLT (Equipos Operativos de Asesoramiento y Enlace)— y reduciendo otras.

Lo que suceda a partir de 2014 será objeto de debate en la cumbre de la OTAN. España se ha mostrado dispuesta a mantener su presencia en Afganistán más allá de esa fecha, pero lo condiciona a que se garantice la seguridad de las tropas, exista un mandato claro y una sólida base jurídica; es decir, una resolución de la ONU que legitime la nueva misión de la OTAN y un acuerdo con el Gobierno de Kabul.

Todo apunta a que los aliados mantendrán durante 10 años instructores y capacitadores, así como fuerzas de operaciones especiales y de protección, en un número muy inferior al actual (30.000 frente a 120.000); de los que España podría aportar casi el 10%, hasta 300 efectivos. Además, EE UU ha pedido a España que contribuya con 30 millones de dólares al mantenimiento de las fuerzas de seguridad afganas, cuyo coste total rondará los 3.000 millones anuales, pese a que el Pentágono ya ha admitido que sus efectivos podrían reducirse de 350.000 a solo 230.000 para recortar costes.

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