A mi padre, un sencillo guardia civil que a lo largo de su vida y sin palabras, me enseñó como conjugar el amor a España en el servicio permanente a sus ciudadanos, verdadero eje de su vida.
El honor fue su norma de vida, y sus principios de lealtad y honradez han marcado la mia.
GRACIAS PAPÁ, Ahumada estará orgulloso de tí, yo también.
Te he visto alguna noche paso a paso
seguir tu senda por el campo viejo,
buscando a nadie, vigilando atento
el sueño de otros ojos, su lamento.
Te he visto alguna tarde verde y negro
color de olivo añejo y aceitunas,
cuando el polvo y sudor perlan tu cara
caminar sin descanso con la luna.
Te he visto una mañana
con tu tricornio frio como un muerto
señalándote la cara alguna arruga,
la primera entre mil que ha de marcarte el tiempo.
Te he visto vigía de lo eterno
caminante incansable de tu tiempo,
golpeando tu silueta verde
el infinito horizonte que recuerdo.
He visto tu guerrera entre las olas
tu tricornio azotado por el viento
y la medalla ardiente y roja
que a veces pone el crimen en tu pecho.
Te he visto, en fin, corriendo por mis venas
en el pañuelo azul de mil recuerdos
te veo a ti porque miro a mi padre
te canto porque soy hija del Cuerpo.
Mercedes Pordomingo Esteban