Pues si, 180 años después de su creación la Guardia Civil sigue siendo fiel al espíritu de su creador.
No sé si cuando en 1844 el duque de Ahumada trazaba las líneas maestras de este Cuerpo de Seguridad, y escribía con rotundidad cada una de las líneas de su Cartilla podría imaginar que en la España del siglo XXI, su Guardia Civil sería la institución más valorada por los españoles. Pero así es.
Y lo es porque más allá de que los guardias civiles sean hijos de su propio tiempo, la institución crea en ellos unos valores que trascienden su propia personalidad para seguir manteniendo generación tras generación los mismos valores que alumbraron su creación.
Serenos en el peligro, prudentes sin debilidad, y políticos sin bajeza. Toda una proeza si se tiene en cuenta que la Guardia Civil está al servicio del poder establecido, y que desde su creación lo han hecho bajo todo tipo de sistemas políticos. A veces lo han tenido realmente difícil, pero ahí han seguido, obedientes, abnegados y disciplinados para seguir siendo "un pronóstico feliz para el afligido, y que a su presentación el que se creía cercado de asesinos, se vea libre de ellos; el que tenía su casa presa de las llamas, considere el incendio apagado; el que ve a su hijo arrastrado por corriente de las aguas, lo crea salvado".
Esa es su verdadera esencia y contra ella no tienen nada que hacer los intereses políticos, ni la bajeza moral que los rodea. La Guardia Civil seguirá siendo una piedra angular de nuestro Estado porque son los mejores y eso lo saben muy bien quienes pretenden minarla, que desde luego no cuentan con su resistencia, su resiliencia y el profundo cariño de los propios españoles.
Mercedes Pordomingo Esteban